Una mirada desde la Neurociencia, en el Tercer Congreso de Ciencias Sociales y Gobierno de la Universidad de los Andes
- Neurociencias Javeriana
- 9 oct
- 2 Min. de lectura
Del 7 al 9 de octubre la Universidad de los Andes, se ha transformado en el epicentro de la discusión sobre la Violencia y la Inseguridad en América Latina. En los auditorios del Congreso Tríada se reunieron investigadores de toda la región para hablar de causas y consecuencias de nuestra violencia, seguridad y paz. Entre paneles sobre crimen organizado, políticas de drogas y construcción de paz, la voz de Juan Diego Rodríguez Romero, investigador de la Pontificia Universidad Javeriana y miembro del Laboratorio de Neurociencia, Cognición y contexto, propuso una entrada distinta, una propuesta que parte del cerebro.
Su conferencia, “La hostilidad intergrupal como factor determinante del bienestar social: implicaciones para la prevención de la violencia en América Latina”, abrió una conversación sobre cómo las emociones, los sesgos y los circuitos neuronales influyen en nuestra forma de percibir al otro. Desde ahí, plantea un punto decisivo para el análisis del congreso, y es el hecho de que la violencia no se entiende del todo si no se comprende lo que la sostiene emocionalmente.
En un congreso dominado por el lenguaje de las políticas públicas y los indicadores sociales, la perspectiva de Juan Diego trajo una resonancia distinta. Habló de empatía, de reconocimiento mutuo, de la biología de la convivencia. Su intervención recuerda que los procesos colectivos, que pasan desde la hostilidad hasta la reconciliación, no son solo decisiones políticas o culturales, sino también fenómenos cerebrales que habitan en nuestra manera de sentir. Más allá de la reflexión, su propuesta deja un llamado concreto: si queremos prevenir la violencia, debemos intervenir también en la arquitectura emocional que la sostiene.
La conferencia no solo acompaña un marco teórico sino que abre rutas prácticas para integrar la neurociencia en las estrategias de bienestar social y en las políticas de convivencia. Su presencia en el Congreso Tríada confirmó que comprender el cerebro es también una forma de cuidar a la sociedad.





Comentarios