La creatividad, el verdadero aliado contra el envejecimiento del cerebro
- Neurociencias Javeriana
- 9 oct
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No todo envejece al mismo ritmo: hay cerebros que miden el tiempo en compases, en pasos de baile o en el silencio luminoso del arte. Así lo sugiere un reciente estudio internacional publicado en Nature, que demuestra que experiencias creativas como bailar un tango, tocar un instrumento, pintar o incluso jugar videojuegos estratégicos, no solo enriquecen la mente, también pueden retrasar el envejecimiento del cerebro. El trabajo, liderado por el neurocientífico Agustín Ibáñez y un grupo de investigadores de más de diez países, analizó más de mil cuatrocientos registros cerebrales mediante técnicas de magnetoencefalografía y electroencefalografía, combinadas con algoritmos de aprendizaje automático capaces de estimar la edad biológica del cerebro a partir de su actividad eléctrica.
A partir de este modelo, los científicos compararon la edad cerebral estimada con la edad real de cada persona y calcularon lo que llamaron la “brecha de edad cerebral”. Es una medida que indica si el cerebro envejece más rápido o más lento de lo esperado. El resultado indico claramente que las personas con prácticas creativas sostenidas tienen cerebros más jóvenes. Los músicos, bailarines, artistas visuales y jugadores expertos de videojuegos estratégicos mostraron una diferencia promedio de cinco a siete años menos que sus pares no creativos. Incluso los participantes que realizaron un entrenamiento breve, como aprender un videojuego de estrategia durante unas semanas, presentaron una reducción cercana a tres años en su edad cerebral. Cuanto mayor era el nivel de habilidad o experiencia, mayor era la juventud observada en la actividad cerebral.
Estas diferencias se concentraron principalmente en regiones frontoparietales, zonas del cerebro particularmente sensibles al envejecimiento y esenciales para la atención, la imaginación y la coordinación. Según los autores, la práctica creativa favorece una reorganización funcional que mejora la comunicación entre las redes neuronales, incrementa su eficiencia y fortalece la plasticidad. El cerebro creativo trabaja mejor y se desgasta menos. La creatividad, entendida aquí como toda experiencia que combina aprendizaje, emoción y adaptación, parece actuar como un gimnasio neuronal que mantiene activas las conexiones y el asombro.
El hallazgo no solo aporta evidencia sobre los beneficios del arte, sino que plantea un cambio de paradigma. Fomentar la creatividad podría ser una estrategia de salud pública, una forma de bienestar tan valiosa como la actividad física o la interacción social. Practicar un instrumento, aprender una danza, dibujar o escribir, no son simples pasatiempos, son formas de cuidado del cerebro. La constancia, más que el talento, sería la clave. Bastan tres a cinco sesiones semanales de treinta a sesenta minutos para generar cambios medibles en la eficiencia cerebral. La novedad y el desafío mantienen la plasticidad, y la práctica compartida multiplica los efectos positivos.
Durante años se pensó que el arte era un lujo o un adorno de la vida. Este estudio demuestra que es estructura, biología y salud. La creatividad no solo da sentido, da tiempo. Cada nota, cada trazo, cada paso de baile puede ser una manera de prolongar la juventud interior. Así que toca, baila, pinta, escribe o juega. Hazlo no solo por belleza, sino por longevidad. Tu cerebro te lo agradecerá cada día con más memoria, más claridad y más vida.





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